El estratégico enclave, en el puerto natural que forma la desembocadura del río Guadalquivir, atrajo desde tiempos muy remotos a marinos de remotas tierras que realizaban intercambios comerciales con los pueblos de nuestro entorno geográfico.
Tradicionalmente se considera que el origen de los primeros momentos del poblamiento en la zona de Sanlúcar pudo venir de la mano de dichos navegantes orientales; la desembocadura del Guadalquivir sería un territorio sagrado para los fenicios, señalando la historiografía tradicional la construcción en este entorno de un templo en época fenicia dedicado a Astarté, la diosa fenicia del amor y la fecundidad. Restos de este pasado fenicio que nos hablan de la relevancia de este espacio sagrado se han hallado en La Algaida, un paisaje hoy perteneciente al Parque Natural de Doñana y que habría formado parte de esa geografía mítica que conocemos con el nombre de Tartessos.
Los historiadores de época romana hablan del “Templo del Lucero”, el “Luciferi Fanum”, consagrado a la “Lux Dubbia”, el Véspero, la Estrella de la Tarde bajo a la que hemos de encontrar al planeta y la diosa Venus, unas noticias que nos hablan de la continuidad de la sacralidad del espacio en este entorno, así como de la relevancia de la figura de una divinidad femenina articuladora de esta geografía de la desembocadura del viejo río Baetis, ya fuera la fenicia Astarté o la latina Venus, ambas diosas relacionadas con la fertilidad, la naturaleza y la navegación. Tanto la presencia oriental como la romana han sido confirmadas por la investigación arqueológica en nuestro término municipal, como han puesto de manifiesto, por ejemplo, los datos arrojados por la recientemente elaborada Carta Arqueológica del Término Municipal de Sanlúcar de Barrameda.
Igualmente se tienen datos del poblamiento en época islámica, con la existencia de un espacio habitado, un “hisn”, en el entorno del Barrio Alto sanluqueño (en el contexto de las plazas de La Paz y de Niebla y sus aledaños), así como la Historiografía tradicional habla de la presencia en dicho entorno de una fortaleza musulmana, el “Castillo de las Siete Torres” (denominación de naturaleza poética) que defendía la desembocadura del Guadalquivir. Conquistada la zona por el reino de Castilla bajo Alfonso X, Guzmán el Bueno tomaría posesión de dicha fortaleza y de la villa en 1297 como donación del rey Sancho IV por sus servicios durante la Reconquista. Desde este momento y hasta 1645 los Guzmanes ostentaron el señorío de la Villa, siendo sus descendientes los Duques de Medina Sidonia.
Tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, Sanlúcar se convierte en un puerto de referencia, partiendo de aquí Cristóbal Colón en su tercer viaje y Magallanes en el viaje de la I Vuelta al Mundo, entrando en el estado de mayor apogeo económico de su historia, gracias al fomento de la actividad comercial entre América y el puerto de Sevilla, propiciada localmente por los Duques de Medina Sidonia, señores de Sanlúcar.
En la primera mitad del siglo XVII los Duques de Medina Sidonia pierden el señorío de la ciudad y Sanlúcar entra a formar parte de la Corona comenzando aquí un largo declive que se agrava con el paso de la Casa de Contratación a Cádiz, en 1717, viéndose mermado así su papel en la ruta comercial con América, perdurando este declive hasta el siglo XIX en que la ciudad se ve favorecida por Godoy, llegando a ser capital de una efímera provincia que comprendía, por el litoral Atlántico, desde Ayamonte hasta Rota y por el interior hasta la ciudad de Lebrija.
En cualquier caso, es la llegada de los Duques de Montpensier, Infantes de España, uno de los hitos más representativos del esplendor de la ciudad en el siglo XIX. Habiendo creado su corte en Sevilla, decidieron residir en Sanlúcar de Barrameda en las temporadas estivales, construyendo al efecto un bello palacio romántico, primer edificio neomudéjar de España. Comenzaba así, de nuevo, un florecimiento de la vida social de la ciudad, construyéndose bellas casas de veraneo y organizándose cada año un entretenido ciclo festivo que culminaba con las carreras de caballos en la playa, acontecimiento que perdura hasta la actualidad.
El renacimiento económico vino de la mano de las emergentes empresas bodegueras que iniciaban, ya en aquella época, el exitoso desarrollo comercial de la crianza de vinos y producción de licores, actividad económica que permanece hasta nuestros días.